Él tenía las ilusiones guardadas
en una maleta obsoleta,
los "te amo" se le habían desgastado
tanto con el tiempo...
que había olvidado como pronunciarlos,
había olvidado también
el sentimiento impreso en ellos.
Él tenía escondidos los abrazos
detrás de sus nubarrones,
tenía mil besos suspendidos
que no lograba hacer eternos.
Las caricias se le volvieron
hojas de otoño entre sus manos,
que le causaron heridas en la piel
y pesar a sus cansados brazos.
Los suspiros casi se le quedaban
suspendidos en un prematuro invierno,
sus anhelos, poco a poco marchitaban
derramando lágrimas de silencio.
Sin embargo, él sabía amar...
lo sé por su forma de ser
tan noble y sensible,
lo sé por la dulzura en su mirada
que muchas veces, con hielo recubre.
Pero yo lo amaba...
Amaba la dureza en sus ojos
porque sabía que dentro de ellos
se escondía el amor más tierno,
así como una honesta esperanza.
Sabía que su boca de vino tinto
estaba llena de besos,
y su voz, de sabias y bellas palabras.
Sabía que entre sus cabellos
había un sin fin de experiencias,
pero también de aventuras
que le faltaban por cumplir.
Sabía de lo que eran
capaces sus manos
cuando estaban
en sincronía con su mente,
sabía de esa creatividad demente
que envolvía y embrujaba
a quien quisiera conocerle.
Él había olvidado
como amar y ser amado...
y yo siempre anhelando
tener en su vida un espacio,
ser quien le devuelva la fe,
quien bese sus cansados párpados.
Sueño ser yo
quien cubra su otoño de mariposas,
quien cuente a su lado las estrellas
cultivando juntos, flores bellas.
Si tan sólo supiera
como lo perciben mis ojos,
como lo añoran mis brazos,
si supiera cuánto lo amo!
Si supiera... que lo es todo para mí.
❥ Dalia Hernández
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2020