Noche tras noche
salĂa la luna a vencer la oscuridad,
le gustaba escuchar
el sonido de las olas,
pues eran las melodĂas
que cantaba para ella su intrépido mar.
salĂa la luna a vencer la oscuridad,
le gustaba escuchar
el sonido de las olas,
pues eran las melodĂas
que cantaba para ella su intrépido mar.
Ella brillaba sólo para él,
mientras él la guardaba
en el reflejo de sus aguas
fabricando miles de fotografĂas
que le servĂan para tener
como recordar a su luna durante el dĂa.
Ambos se amaban con un amor genuino
a pesar de no poderse tocar,
pero eso no impedĂa a sus almas
el poderse acariciar.
Él la miraba tan alto...
ella lo veĂa tan inmenso...
que era una verdadera tragedia
el hecho de estar tan lejos.
Quizá algĂşn dĂa
el padre universo les permita encarnar
en dos humanos cuerpos
que se reconozcan desde lejos
y asĂ poderse amar.
Mientras tanto seguirán asĂ
contemplando con nostalgia
la inmensidad que los separa,
ella brillará para él,
y será una musa para miles de poetas
causando suspiros
en las almas enamoradas.
Él reflejará a su amada
entre mareas violentas
y olas quietas, color turquesa,
inspirando valor a esas almas enamoradas
cuyo amor es tan fuerte y duradero
que desafĂa el tiempo y la distancia.
❥ Dalia Hernández
© Derechos reservados
2019
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